Escrito 8
Las emociones infantiles frente a la herida del rechazo
- ¿Qué del rechazo? ¿Qué de las emociones que se generaron en mi mente infantil?
- No todo lo generas tú.
El rechazo no fue por la insuficiencia que presentarás. No es que tú no eras suficiente. Tampoco inferior o inútil (emociones derivadas del miedo).
Si hubo rechazo no fue por ti. Fue algo que estaba en la cadena de mujeres de tu linaje femenino. Lo que sentiste y viste a partir del rechazo sentido o interpretado, no fue tal ni tampoco deriva de ti. Fue una vorágine de emociones cargadas al clan femenino.
La emoción que participó de forma muy activa fue el asco en todas sus variantes: la aversión, lo disconforme, la decepción, lo odioso, lo vacilante, la duda, la abstinencia. Todas colaboran para que lo vivido como rechazo quedara en segundo plano, cubierto por tu sentir de no ser suficiente para mamá. Pero no es cierto. Esto que vivió mamá se cruza con sus culpas y ansiedades que volvieron a ella al salirse de sus propios acuerdos con su mamá, la abuela.
Recuerda, ella quiso poner fin al sin número de injusticias, a la explotación que la hija mayor realizará hacia su madre. Solo que las cosas siguieron igual en casa de su madre, en tanto ella disfrutaba de un buen marido, de sus hijas. Esto le revolvía toda, las tripas, la consciencia… La culpa la mataba. Su madre seguía presa de su hermana y ella estaba en una buena vida disfrutando.
A la abuela todo se le volvió más pesado, el trabajo, la tarea de los quehaceres, atender nietos, mientras los responsables estaban de fiesta, sin su participación en la dinámica familiar de la abuela, su salud se fue deteriorando cada vez más hasta consumirse.
La abuela solo asumió purgar todo mediante el sufrimiento como si fuera un mandato divino. Sólo pudo purgarlo vaciándose al servicio de los más necesitados, sus nietos.
La conciencia de mami no entendía, pero al volver a su vida cotidiana, ella no podía con tu inminente crecimiento y con el placer de ser tu cada vez más acentuado en tu accionar. Fue entonces que creyó que un nuevo hijo le daría el consuelo del cuidado y la contención, de la protección que trataba, quizás de algún modo, imitar de su propia madre.
El SI pero NO. YA NO, sólo fue puesto en escena como una película fraccionada e incompleta. Lo que viste y sentiste fue la vorágine de emociones de la retracción al rol que le dio su propia madre. Eso de no ser suficiente para mamá se te quedó grabado, pero pregunta ahora, ¿no suficiente para qué?
- ¿No soy suficiente para qué?
- Para reparar de forma vicaria el cometido de la abuela. Por tu independencia, no eras suficiente para proteger la vida, porque para mamá sólo lo chiquito y desvalido era suficiente como objeto de protección
- Mami no me vio disminuida, ni chiquita, ni inútil, ni insignificante… por eso eligió traer a mi hermanito con ese nuevo deseo. Pobre hermanito.
- Ella sabía que la vida que yacía en ti, crecería. Que tu luz no se puede apagar.
Tampoco es que mamá te abandonó a tu suerte. Fuiste parte de la familia Sólo que tú eras incomprensible a su conciencia. Y ya con una nueva misión no estaba preparada para tanta autonomía que en tus primeros años ya desbordabas.
Tú le recordabas que la vida siempre fluye y eso siempre la estremeció.
- Lo malo es que como humanos dependemos unos de otros.
- Pero eso no es dependencia sino interacción.
Lo que le pasó a mami fue un revolú de emociones Donde había un deseo que cumplir. Sus yoes hicieron como lo entendieron. Al igual que pasó contigo.
- Y si puedo ver con más claridad es sólo la voluntad de Navegar en mi interior para seguir la corriente de la luz y la vida, sin otro planteamiento que expandirme en ella.
Gracias, gracias, gracias
Odette Piloso
Fecha de edición 15 de junio de 2021
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